En el mes de julio de cada año la ciudad de Oaxaca se convierte en el escenario de la celebración cumbre de los oaxaqueños, la fiesta de los Lunes del Cerro. En ella participan los habitantes de la ciudad que se convierten
en los anfitriones de una gran cantidad de visitantes –nacionales y extranjeros– y de grupos de todas las regiones del estado que acuden a presentar su música, indumentaria, danzas, bailes, gastronomía, productos típicos y costumbres. Durante un mes se multiplican los programas culturales y gastronómicos; las visitas a los imponentes monumentos coloniales de la capital y a los numerosos sitios arqueológicos que la rodean; así como las exposiciones y ventas de artesanías. Desfiles, calendas y representaciones teatrales son eventos que llenan de colores y melodías las calles del centro histórico, e introducen y acompañan al espectáculo de la Guelaguetza de los Lunes del Cerro.

Este libro da noticias del origen de esta fiesta y propone algunas reflexiones sobre el contexto de su creación
y significado.

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