“La peste de viruela hizo sentir sus estragos en el año de 1779, siendo sus primeras
víctimas abandonadas por sus deudos, según la costumbre, en las puertas de San Francisco y otros templos. […] Los temblores fueron terribles en el año de 87. El 28 de marzo de este año, a las doce del día, se sitió un espantoso movimiento, que duró cerca de cinco minutos, repitiéndose en la tarde y en la noche, con sacudimientos varios. En Acapulco también se sintió. El mar se vio correr en retirada, y luego crecer y rebosar sobre el muelle, repitiéndole esto varias veces por espacio de veinticuatro horas, al mismo tiempo que la tierra se cernía con frecuentes terremotos.”

En 1950 José Antonio Gay describió los desastres naturales y epidemias que sufrió el territorio de Oaxaca durante el siglo XVIII, en su libro Historia de Oaxaca. Descarga aquí el fragmento completo: La peste y los terremotos_Gay

 

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